Gestionar una empresa en tiempos de pandemia

Dos empresas colombianas comparten las estrategias e iniciativas que han implementado para mantener activa su operación, garantizando la protección de sus equipos de trabajo y la atención a sus clientes.

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Contenido del artículo

- Equitel: su motor es el talento humano y la productividad de los clientes
- Simular escenarios, clave para tomar decisiones
- Plasticel: proteger la salud es proteger la empresa
- Las adecuaciones en planta han evitado la propagación del contagio

Equitel: su motor es el talento humano y la productividad de los clientes

Equitel es un grupo empresarial que tiene cuatro ejes de negocio: transporte, maquinaria y motores estacionarios; energía; lubricantes y tecnología para monitorear estos equipos. Es reconocida, en especial, por su compañía Cummins de los Andes, distribuidora de la marca de motores de combustión de diesel y gas Cummins para Colombia.

Tienen una trayectoria de 60 años y una cultura organizacional, que empezó a gestarse hace 25 años, enfocada en el desarrollo de sus 800 integrantes y en la productividad de sus clientes. “Creemos que, desde entonces, nos veníamos preparando para la pandemia. Esta nos permitió demostrar nuestras fortalezas”, reconoce Luz Patricia Ochoa, vicepresidente del área de energía.

Desde que se supo que en Bogotá se realizaría un simulacro de aislamiento, enviaron al personal de sus ocho sedes a trabajar en casa, mientras que el equipo directivo optó por realizar un comité de direccionamiento estratégico cada dos horas para agilizar la toma de decisiones pensando en que, si bien el transporte no pararía, era necesario cuidar a la gente.

Simular escenarios, clave para tomar decisiones

Un componente crucial de ese ejercicio que realizó Equitel fue realizar simulaciones de posibles escenarios de ventas. Llegaron a varias conclusiones, entre ellas que no despedirían a ningún integrante de la empresa, pero sí negociarían una reducción temporal de salarios. El 99 % de las personas confirmó su aceptación de la propuesta, lo que constituyó un alivio para las finanzas.

Paralelamente, Juan José Piedrahita, presidente de la compañía, migró al mundo digital el ‘Café con Juan’, espacio al que se convocó a grupos de 20 personas para comunicarles los avances de la compañía. “Pusimos la creatividad a volar y sacamos cuatro programas nuevos de acuerdo con los requerimientos de los clientes en el momento”, asegura la vicepresidenta del área de energía.

Por ejemplo, crearon un plan prepago para el mantenimiento de plantas eléctricas y potenciaron su servicio de’“Aire Limpio As a Service-ALAS’, usualmente empleado para presurizar cabinas de maquinaria usada en minería, mediante el cual ahora ofrecen a sus clientes la posibilidad de limpiar el aire de sus espacios con el fin de que sea más saludable.

En la actualidad, mientras los empleados ya están volviendo a recibir su sueldo completo, según el acuerdo establecido, la empresa evalúa cómo sortear dos obstáculos: el de los acuerdos para el pago de arrendamientos y pago de créditos, pues los primeros que se hicieron están por caducar y los ingresos no crecen al mismo ritmo de antes.

“Después de cinco meses seguimos facturando y nos alegra saber que nuestros integrantes se sienten acompañados por la empresa. Los clientes nos han agradecido no haberlos dejado solos. Estamos lejos del presupuesto que teníamos para 2020, pero sabemos que vamos a salir al otro lado porque nos dedicamos a lo importante, no solo lo urgente”, concluye Ochoa.

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Plasticel: proteger la salud es proteger la empresa

Rafael Aljure, gerente general de Plasticel (Plásticos Especiales SAS), trabaja en esta empresa vallecaucana desde 1989, pero reconoce, como casi la totalidad de los empresarios colombianos, que no tenía un manual debajo del brazo para enfrentarse a la pandemia cuando esta empezó a diseminarse por el territorio colombiano.

Sabía, sin embargo, que una compañía como esta tendría que continuar operando, pues se dedica a la fabricación de empaques para alimentos, productos del cuidado personal y del hogar, es decir, los más necesarios y apetecidos en medio de esa coyuntura. Entonces, en primer lugar, dirigió todos los esfuerzos a proteger la salud de los colaboradores.

“El compromiso de cualquier organización o líder es contribuir a que quienes estén a su alrededor no se enfermen y lleven buenas prácticas a sus hogares”, afirma. Para lograr esta meta, la compañía contrató a un médico laboralista con disponibilidad total para que diseñara un protocolo de bioseguridad para las operaciones dentro y fuera de la empresa.

Antes de que iniciara la cuarentena, Plasticel ya había conseguido tapabocas para sus 500 empleados, que luego fueron reemplazados por un modelo lavable y elaborado con telas antifluido. De este se entregaron siete a cada trabajador para que los usaran, incluso, fuera de la fábrica. Desde entonces su uso es obligatorio y está consignado en el reglamento interno de trabajo.

Desde el momento cero, la empresa también instaló un puesto de control a la entrada para identificar personas con posibles síntomas de COVID-19 o gripales, que son enviadas a sus casas, aplica pruebas rápidas para confirmar si se pueden reintegrar a su trabajo y hace un cerco epidemiológico estricto para saber quiénes estuvieron en contacto con el posible contagiado. En agosto tuvieron aisladas a 40 personas como medida preventiva.

Las adecuaciones en planta han evitado la propagación del contagio

Paralelamente, Plasticel duplicó la capacidad de las rutas empleadas para llevar a sus trabajadores a la planta, ubicada en Yumbo, Valle. Antes en seis rutas viajaban cerca de 35 personas. Ahora hay 12 que transportan solo a 15 personas cada una para así disminuir el riesgo de contagio. Una modificación similar se hizo en los vestieres.

En la planta, igualmente, se introdujeron otras mejoras. De la única desinfección que se hacía al día, se pasó a dos o tres por cada turno y se emplea aire filtrado. En el casino, así mismo, se adecuaron cubículos en acrílico para proteger a las personas, mientras que en las oficinas, por otra parte, se redujo la capacidad de ocupación al 50 % y se abren las ventanas para evitar el uso del aire acondicionado.

Implementar el teletrabajo, precisamente, ha sido uno de los retos para esta empresa, pues significó hacer una inversión en computadores portátiles, conexiones VPN, conexiones a internet, entre otros. A estos gastos se suman los asociados a su estrategia de transporte, la compra de elementos de bioseguridad, el alza del dólar que encarece sus materias primas, el dinero que la compañía paga a sus trabajadores cuando deben aislarse en casa porque el sistema de salud no lo cubre como una incapacidad y el hecho de que algunos clientes, como los que atienden restaurantes o colegios, están afectados por la pandemia.

De cara al futuro y a partir de esa experiencia, el gerente general de Plasticel da un consejo a los demás empresarios: “la salud está por encima de todo. Protegerla redunda en beneficio de la empresa. El mundo tiene que seguir, de ahora en adelante lo que cuenta es el autocuidado”.

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