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La política exterior en Afganistán de las compañías tecnológicas

The New York Times Company26-08-2021

Tiempo de lectura: 5 minutos

Por Shira Ovide

Dilema de las redes sociales por las cuentas de Talibanes
Casi tan pronto como los talibanes retomaron el poder en Afganistán, Facebook, YouTube, Twitter y otras grandes compañías de plataformas en internet afrontaron una decisión incómoda: ¿qué deberían hacer respecto a las cuentas en línea que los talibanes comenzarán a usar para difundir sus mensajes y establecer su legitimidad?

La decisión se basa en si las compañías en internet reconocen a los talibanes como el gobierno oficial de Afganistán o lo aíslan debido al historial de violencia y represión del grupo. Los gobiernos de todo el mundo también se encuentran en este predicamento.

Quiero que hagamos una pausa y nos sentemos a pensar en lo incómodo que resulta que las potencias en internet funcionen en gran medida como departamentos de Estado que no rinden cuentas. No hacen esto completamente por su cuenta y no tienen en realidad otra opción. Todavía es muy extraño que un puñado de ejecutivos tecnológicos que no fueron electos desempeñen un papel en asuntos globales de tanta importancia.

Una manera en la que los talibanes podrían intentar ganarse la confianza de los afganos es aparentar ser un gobierno legítimo en las redes sociales y, ante eso, las compañías del internet intentan descifrar cómo manejarlo.

Desde hace años, Facebook ha prohibido las cuentas relacionadas con los talibanes como parte de su política de tres niveles para “organizaciones peligrosas”; además, la compañía dijo esta semana que continuaría eliminando las cuentas de talibanes y publicaciones que apoyen al grupo. Eso incluye una línea de ayuda para ciudadanos afganos en WhatsApp, de la cual Facebook es propietaria (los talibanes ahora controlan un país, pero no tienen permitido iniciar un grupo de Facebook).

Con base en las sanciones de Estados Unidos a los talibanes afganos, YouTube dijo que también eliminará cuentas que crea que son operadas por el grupo. Twitter no tiene una prohibición total, pero le dijo a CNN que cualquier publicación o video debe cumplir con las reglas que prohíben lo que la plataforma considere discurso de odio o incitaciones a la violencia. Mis colegas Sheera Frenkel y Ben Decker encontraron ejemplos de cuentas de redes sociales protalibanes y publicaciones que surgen a pesar de esas prohibiciones, incluida una página de Facebook que se autodenominaba como una tienda de abarrotes, pero publicó mensajes protalibanes en los últimos días.

Esas compañías estadounidenses del internet se guían por las leyes en su país de origen y por las de los países en los que operan; además, incorporan sugerencias de la comunidad internacional. Sin embargo, a fin de cuentas, estas son compañías privadas que deben tomar sus propias decisiones.

Fueron Facebook, YouTube y Twitter las que decidieron en enero que las palabras del entonces todavía presidente Donald Trump podrían inspirar más violencia si fueran difundidas en sus sitios. Twitter tuvo que elegir cuando el gobierno de India le ordenó que eliminara lo que los líderes del país consideraron discurso subversivo y otros creyeron que era libertad de expresión básica en una democracia. Facebook optó (al ser negligente en lugar de tomar una decisión activa) por no intervenir cuando el personal militar de Birmania convirtió a la red social en una herramienta para limpieza étnica.

En cada caso, los ejecutivos de la tecnología no electos, principalmente en Estados Unidos, tuvieron que tomar decisiones con consecuencias que hicieron eco en ciudadanos y líderes electos. Además, a diferencia de los gobiernos, las compañías del internet no enfrentan virtualmente ninguna rendición de cuentas hacia el público si las personas están en desacuerdo con sus decisiones. Los ciudadanos no pueden votar para quitar a Mark Zuckerberg de su puesto.

La historia de las compañías estadounidenses que influencian lo que pasa lejos de casa para proteger sus intereses es con frecuencia larga y horrenda. Los magnates de los medios han contribuido a iniciar guerras y a que sus candidatos preferidos resulten electos. La postura de Facebook, YouTube y otras compañías estadounidenses del internet se siente diferente. Sus productos se han vuelto de tan extenso uso que su influencia no es en realidad una decisión. Deben actuar como diplomáticos ya sea que así lo deseen o no.

Casi siento un poco de pena por las compañías estadounidenses del internet (casi). Querían cambiar al mundo... y lo hicieron. Ahora se han vuelto tan poderosas que deben tomar decisiones difíciles sobre un mundo imperfecto. Ellas y nosotros vivimos con las consecuencias.
        

  • Como hemos visto con la caída de Kabul, un puñado de ejecutivos tecnológicos no electos desempeñan un gran papel en asuntos globales de gran importancia. (Daniel Zender/The New York Times)

      

c.2020 Harvard Business School Publishing Corp. Distribuido por The New York Times Licensing Group

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